martes, 14 de junio de 2016

"Como los soldados bachilleres no van a la línea de fuego, cerca de un 84% de los soldados muertos son regulares o campesinos"

El servicio militar en Colombia, supuestamente obligatorio, es una fuente de discriminación evidente. Las cifras no pueden ser más reveladoras. En Colombia, existe una estratificación socioeconómica numerada del 0 al 6, donde el 0 se asigna a las personas con menos recursos y el 6 a las más enriquecidas. El 97% de los jóvenes que realizan el servicio militar pertenecen a los estratos 0, 1, 2 y 3. El resto, en su mayoría, obtiene la libreta militar de forma fraudulenta. Además, quienes han estudiado bachiller no han de prestar el servicio por el mismo tiempo ni en los mismos lugares que quienes no lo han hecho o viven en áreas rurales, así que los soldados que mueren son en su mayoría jóvenes campesinos o aquellos que no lograron estudiar bachiller. Un retrato de la realidad del servicio militar en Colombia, el modelo económico-militar que representa y la objeción de conciencia a través de la mirada de Julián Ovalle, integrante de la Acción Colectiva de Objetores y Objetoras de Conciencia.


¿En qué condiciones se presta el servicio militar en Colombia?


Hay tres categorías en las que los jóvenes prestan servicio militar. Unos son los soldados bachilleres que, por fortuna y son los menos, pudieron estudiar, graduarse de bachilleres. Prestan 12 meses de servicio.

Los que no son bachilleres, además de que no lograron estudiar, les toca hacer un servicio militar de entre 18 y 24 meses. El tiempo lo decide el militar que está a cargo. Hay una tercera categoría, los soldados campesinos que, en teoría, la ley dice que deberían permanecer en su territorio. Como los regulares, prestan entre 18 y 24 meses.

Además, los soldados bachilleres no pueden ir a la línea de fuego, a la zona roja del conflicto de confrontación. Eso implica que cerca de un 84% de los soldados muertos en servicio militar son soldados regulares o campesinos.

Datos de 2013 de la Defensoría del Pueblo
No es la única forma de discriminación que se da. En Colombia hay un sistema de estratificación para discriminar positivamente el pago de los servicios del Estado (agua, luz y gas). Las cifras de personas que prestan el servicio militar en función de los estratos socioeconómicos son clarísimas. El 97% de los soldados son de los estratos 1, 2 y 3, cuando el número 6 es el de mayor riqueza.

¿Cómo hacen los de los estratos altos para liberarse del servicio militar?

Acuden a un sistema corrupto que está muy bien estructurado. Hay un decir en Colombia cotidiano que es: “¿Prestaste el servicio militar o compraste la libreta?” Las clases que no son populares compran la libreta militar. ¿Eso qué quiere decir? Que le pagan a un militar o a algunos les preguntan si quieren ir o no.

¿Cuánto paga el Estado por prestar el servicio militar? 

Pagan lo mismo en los tres tipos: un 30% de un salario mínimo legal vigente. Son como 230.000 pesos al mes ($76). Después de ahí les descuentan unas botas o unas sillas o una linterna, se lo descuentan del salario.

Cuéntame sobre el movimiento de opositoras y opositores.

En el marco de la Constitución que rige actualmente, la del 91, se logra que esté expreso el derecho a la libertad de conciencia. La gente que estaba trabajando por la objeción se dijo que a través del desarrollo jurisprudencial lo lograría. Después se empieza a intentar visibilizar la importancia de que el Estado cumpla el compromiso internacional dado por la firma del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de regular la objeción de conciencia.

Cuando firman los Estados este Pacto, tienen que acoger todas las recomendaciones del Comité de Derechos Humanos, que es el que vigila el cumplimiento del Pacto. El Comité, desde el 2004, le está diciendo al Estado colombiano que regule el derecho a la objeción a través de una ley. En el 2009 interponemos una demanda ante la Corte Constitucional diciéndole al Estado que no ha reconocido la objeción de conciencia y el Estado dice: “Si, tienes razón”.

Una buena noticia, ¿no?

Fue una sorpresa. Nosotros le estábamos diciendo que debería estar la objeción de conciencia dentro de la ley militar, pero la Corte dice que lo que hay que hacer es una ley que regule la objeción de conciencia en su más amplio sentido. Entonces cuenta con un reconocimiento constitucional pero todavía no hay una legislación que la regule. Así que seguimos trabajando en esta propuesta antimilitarista, aunque también nos han tachado de reivindicar un derecho burgués.

¿Por qué? 

Mucha gente no tiene conocimiento de sus derechos y esto de reivindicar la postura contra la guerra a partir de una reflexión política tiene que ver con el conocimiento de esos derechos y esas leyes. Además, para ser objetor de conciencia tienes que escribir una carta demostrando que lo eres y eso significa normalmente pasar por el sistema educativo. Es un filtro para que mucha gente no pueda acceder a este derecho.

"El militarismo es una configuración cultural y económica que privilegia valores culturales y éticos como la violencia, la ciega obediencia, la sumisión, la jerarquía, la lógica del enemigo, la homogeneidad, la disciplina" 
¿En qué consiste el antimilitarismo?

En Colombia, de entrada, es un no a la guerra. Una guerra crónica, fratricida, de 60 años. El militarismo es una configuración cultural y económica que privilegia valores culturales y éticos como la violencia, la ciega obediencia, la sumisión, la jerarquía, la lógica del enemigo, la homogeneidad, la disciplina. Todos estos valores toman una dinámica concreta adentro de un batallón. Esto se ha filtrado a la población, no sólo en la guerra de Colombia, eso pasa en todos los Estados modernos donde la institución del ejército es un referente de organización cultural.

¿Y cómo van con la aprobación de la ley?

Hemos intentado varios años que se cree esta ley y nos metimos en un lío porque Colombia tiene una tradición importantísima de cristianismo. Cuando la Corte definió que se puede objetar en ejercicio de la libertad de conciencia, ciertos sectores ultraconservadores católicos lo vincularon con los médicos que son católicos y tienen que interrumpir el embarazo de ciertas mujeres en casos que la Corte ha reconocido como posibles.

Son tres casos para que se pueda abortar. Cuando hay riesgo para la vida de la madre, cuando hay malformación del bebé y por violación. Por esos tres casos, las mujeres pueden optar por la interrupción voluntaria del embarazo, pero en esos mismos casos, los médicos también pueden apelar a la objeción de conciencia. 

Entonces nos tuvimos que enfrentar con la necesidad de contarles a las mujeres. Nos sentamos y construimos un proyecto de ley para dar cumplimiento a lo que pedía la Corte, un proyecto de ley que garantizara los derechos de los jóvenes que no quisieran hacer el servicio militar y también la posibilidad de que el personal médico ejerciera su objeción sin que se le negara a las mujeres la posibilidad del aborto. Trabajamos desde el año 2000 porque este proyecto tuviera un espacio en el congreso, pero no lo hemos logrado.

¿Lograron llegar a un proyecto que garantice el derecho a la objeción de conciencia y el derecho al aborto?

Sigue habiendo un problema. En el proyecto que ya está en curso se contempla la objeción de conciencia institucional.  Es decir, una institución podría negarse. El Hospital San Ignacio, asociado a la compañía de Jesús, se quiere declarar en objeción de conciencia en base a sus valores religiosos. Eso es gravísimo.

En Cúcuta las iglesias cristianas tienen una incidencia muy grande. Si estos ultraconservadores logran que la objeción de conciencia pueda ser a nivel institucional, puede que en Cúcuta, que es una ciudad medianamente grande, si necesita una mujer un aborto no pueda o tenga que irse lejos, a otra ciudad, donde si haya médicos dispuestos a cumplir la Constitución. Eso es lo que se está discutiendo en el Congreso de la República hoy.
"Desde el 2009 han sido reconocidos 13 objetores de conciencia ¿Cuántos han reclutado desde 2009? Estamos hablando de 7 años… digamos que 600 mil jóvenes, tirando por bajo".
En la actualidad, ¿se puede objetar al servicio militar?

En la práctica, los militares, de tanto que les hemos jodido, dicen que aceptan que hay objetores de conciencia. Pero si les preguntas desde el 2009 cuántos objetores de conciencia han sido reconocidos, te dicen que 13. ¡13, güei! ¿Cuántos han reclutado desde 2009? Estamos hablando de 7 años… digamos que 600 mil jóvenes, tirando por bajo. Se han reconocido 13 pinches objetores de conciencia y los 13 por motivaciones religiosas.

¿Y no hay visos de que las cosas vayan a cambiar?

Santos hizo una promesa de acabar con el servicio militar en las últimas elecciones, pero ha presentado un proyecto de ley donde quiere mantenerlo obligatorio, pagando más billetito a los muchachos y establece un tiempo unificado de 18 meses para prestar el servicio militar. Se beneficia a los campesinos y regulares, pero para los bachilleres se les sube de 12 a 18.

Hay una jurisprudencia en la Corte que dice que, cuando se necesita igualar las discriminaciones, la igualación debe optar por favorecer positivamente la discriminación, o sea, tendría que igualarse para lo bajo, no para lo alto.

Además, aquí los pueden multar porque los consideran remisos porque los llaman para concentración y no van. Hay tres concentraciones anuales. Al gobierno le interesa facilitarles la vida a los jóvenes que son remisos para que les paguen las multas que les deben, que debe ser una cifra bien gruesa.

Las sanciones dependen del tiempo que haya pasado desde que se declaró remiso hasta el momento en que se presenta. El promedio de las multas que tienen los jóvenes anualmente por no estar ahí es de un millón de pesos.

Entonces, hay una cuestión económica importante.

Claro, no sólo por eso. En la situación actual de servicio militar, el ejército se ha privatizado para ciertas cosas. No tengo claridad de los lugares específicos, pero cuando uno cruza mapas, se mira que lo que hay ahí es una correspondencia directa entre el crecimiento de estamentos militares,  batallones y los lugares donde los proyectos extractivos neoliberales imperialistas invierten. Es una cosa nueva que el ejército de Colombia se moderniza y hace batallones minero-energéticos, viales.

 

¿De qué se encargan?

Son militares que son también ingenieros. Se encargan de construir la autopista y de defenderla. Ese negocio resulta novedoso. El servicio militar supuestamente es para la protección de los bienes públicos pero en la práctica está profundamente ligado a los intereses del capital privado extranjero.
Y todo esto mueve mucho dinero. Por ejemplo, en el 2012, el presupuesto de educación y salud sumados los dos no dieron para apuntar lo que se invirtió en el sector de defensa.

¿Eso significa que sigue aumentando la cantidad de soldados?

Claro. Cuando se aprueba ese proyecto compartido con Estados Unidos, el Plan Colombia, al que le ponen un nombre patriótico y lo presentan como un proyecto de cooperación militar que tiene que ver con el afianzamiento de la lucha antiterrorista y antinarcóticos en Colombia, pero también es  una fuerza de control territorial militar en la región. A través de ese proyecto, Colombia asumió un compromiso de crecimiento del pie de fuerza.

Hubo un gobierno guerrerista, que ha sido señalado por tener nexos con el paramilitarismo, que empezó a invertir de una forma que no tenía precedentes en el sector de defensa y empieza a crecer el pie de fuerza del ejército a través también del servicio militar. Si ves la gráfica de los miles de personas que han pasado el servicio militar, empieza a crecer y crecer desde el gobierno de Álvaro Uribe.

¿El Plan Colombia sigue vigente en la actualidad?

No, ya no. Ahora es Peace Colombia. Lo curioso es que el gobierno de Juan Manuel Santos, el presidente actual, que es el gobierno de la  paz, tiene unas cifras mayores que el de Uribe en el reclutamiento militar obligatorio.

Tenemos que ver qué  compromisos asumió el gobierno con Estados Unidos porque en el Plan Colombia había unos compromisos relacionados con el crecimiento del pie de fuerza y ahora el Peace Colombia no sé si hace referencia a eso.

En cualquier caso, estos no son proyectos autónomos de los gobiernos autónomos y soberanos que el pueblo elige en democracia. Esto es un negocio, unos compromisos internacionales y unos acuerdos comerciales con el capital trasnacional.


Fuente: ASOOC

Si el servicio militar es obligatorio, ¿cómo hace el gobierno para subir y bajar las cuotas de reclutamiento según su voluntad?

El gobierno establece una cuota anual. Vienen los militares y reciben la cuota. Cuántos jóvenes hay en edad de hacer el servicio militar no importa. Como los jóvenes están mamados de que los maten, no van a hacer la mili. Como no van y esos manes tienen que cumplir con esa cuota, se ven en la  obligación de ir a algunos barrios y montarlos en un camión y reclutarlos obligatoriamente, o forzadamente. Salen a las calles a tomar a la gente de forma arbitraria, indiscriminada, para cumplir con la cuota. Es lo que se hablaba de las batidas, que son esas redadas con camiones en las calles pidiendo libreta militar y quien no tenga libreta militar pues para el camión.

Una de las formas de hacer obligatorio el servicio militar es que sin la libreta militar no te dejaban estudiar ni trabajar. ¿Esto sigue siendo así?

Hasta hace muy poco tiempo se necesitaba para estudiar y trabajar. Se quita como requisito para graduarse en la universidad. Podías estudiar pero no te daban el título. Eso se quitó. Ahora lo que quieren hacer es que no te puedan rechazar en ningún trabajo por no tener libreta militar, pero tienes que inscribirte en una página web y tienes 18 meses a partir de entonces para pagar la libreta militar. Después de cumplir este requisito, puedes seguir trabajando. Es lo que contempla el proyecto de ley que se está tramitando.

¿La libreta militar te la dan cuando la pagas o cuando has realizado el servicio?

La libreta militar es el documento que certifica que cumpliste la obligación de definir tu situación militar. Tiene dos categorías. La primera es para aquellos que prestaron el servicio militar, la segunda es que definieron su situación sin haber prestado. Es obligatorio en Colombia, no el servicio militar, sino definir la situación.

¿Y cuánto cuesta?

Las diferencias de precios dependen del estatus socioeconómico. La Corte unificó un pago para las personas que están en estratos 1, 2 y 3 de alrededor de 90 mil pesos (unos 30 euros). El resto dan cuenta de su situación socioeconómica para que les hagan una liquidación.

El pago de la libreta es un mecanismo de financiación del ejército que no es la fuente más importante de financiación, pero si es muy importante porque, aunque sea muy bajo, esa plata es de libre circulación. Para el 2013, que es la última cifra a la que logramos acceder oficialmente, eran 27 mil millones de pesos. ¿Qué serán esto?, ¿10 millones de euros que el ejército recibe? No se sabe qué pasa con esta plata. 10 millones de euros de los que no tienen que rendir cuentas. En un país, en un Estado casado con paramilitares, uno puede hacer sospechas, ¿no?

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