martes, 14 de junio de 2016

La cultura colombiana de la traición

Cada pueblo va construyendo su cultura con pedazos de historias que ocurren, que se repiten, que se normalizan. En Colombia, son muchas las traiciones históricas y, lo que es peor, gran parte de ellas cometidas por el Estado. No existe un contexto que permita confiar en la institucionalidad.

No hay que sumergirse en densos libros de Historia para encontrar capítulos que lo ilustren. Hace poco se conmemoraba la muerte de Guadalupe Salcedo, un destacado  comandante que encabezó algunas de las guerrillas liberales de Los Llanos ―una región situada en el oriente del país fronteriza con Venezuela― en la década de los 50 enfrentándose al ejército y a los grupos paramilitares conservadores. Las guerrillas llegaron a proclamar esta región Estado independiente y a crear su propia Constitución.

Más adelante llegaron a conversaciones con el gobierno y Salcedo fue uno de los impulsores de la firma de la paz. Tres años después fue asesinado por agentes policiales. Se dice que estaba desarmado.

Otro caso inolvidable es el genocidio de la Unión Patriótica (UP). Esta organización política se formó a mediados de los 80 fruto de unos acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC, donde pactaron un cese al fuego y el gobierno se comprometió a garantizarle a la guerrilla un espacio político.

En este contexto se genera una gran confluencia de fuerzas de izquierda que engloba a miembros del Partido Comunista (su componente mayoritario), socialdemócratas, sindicalistas, profesores, intelectuales y miembros de las FARC.

Se dice que fue su inesperado éxito político lo que desencadenó la oleada de asesinatos, desapariciones y amenazas que empujaron al exilio a cientos de sus integrantes. En dos décadas de ejercicio político fue asesinada una cifra que las estimaciones más conservadoras establecen en 1,100 militantes. La organización habla de 6,500 casos acreditados. Entre ellos, dos candidatos presidenciales. 
Fuente: Diario Semana

Este genocidio político de manos de agentes estatales y grupos paramilitares acabó con la escasa confianza que pudiera haber en la guerrilla de las FARC hacia los pactos con el Estado.

Pese a este contexto, la guerrilla del M-19 entra en negociaciones para firmar la paz y buscar la acción política legal a finales de los 80. 

Carlos Pizarro, líder del M19 y uno de los principales responsables de conducir a su organización hacia la paz pactada, fue ultimado en 1990 por un sicario siendo ya el candidato presidencial de la formación, pocas semanas después de la entrega de armas.

El sicario fue asesinado en el mismo avión en que hirió de muerte a Pizarro. Dos jefes paramilitares fueron también acusados y condenados de estar detrás del homicidio. Se habló de vínculos entre los paramilitares y agentes del servicio de inteligencia colombiano, el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) (DAS).

Difícil exculpar al Estado de un crimen que se ejecuta en el interior de un avión comercial con una miniametralladora, después de que supuestamente se extremaran las medidas de seguridad en el aeropuerto de Bogotá, ya que un mes antes había sido asesinado en sus instalaciones el dirigente de la UP y también candidato presidencial, Bernardo Jaramillo.

Por todo esto no es de extrañar que en las negociaciones de La Habana, los dirigentes de la guerrilla estén siendo tan enfáticos en dar solidez a los acuerdos de paz, en asegurarse de que esta vez no serán traicionados, que el gobierno cumplirá su palabra, que pueden entregar las armas y pasar a la vida civil sin temer por su integridad física. Que esta vez el Estado si va a cumplir con lo prometido. La presencia de organismos internacionales como Naciones Unidas y Unasur es fundamental. Uno de los puntos acordados ha sido que la ONU podrá intervenir de forma militar a través de la OTAN en caso de que se den flagrantes quebrantamientos a los acuerdos de manera violenta.

El blindaje de los acuerdos para que no puedan ser modificados posteriormente por otro gobierno es otra medida que busca restar peso a toda esta historia de traiciones estatales. Medidas necesarias para romper con esa cultura de la traición y lograr que surjan opciones pluralistas que no usen armas ni las teman. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario